Abre sus puertas Kelly Slater Wave Co

Por fin, tras una larga espera, la increíble piscina de olas, Kelly Slater Wave Co, situada a 150 kilómetros de la costa californiana, ha abierto sus puertas.
Cesar Alvarez
Cesar Alvarez

11-10-17

Surf nomad

Roaming the globe with a surfboard and a laptop, crafting digital stories that ride the wave of surfing culture.

Hace ya dos años desde que el 11 veces campeón del mundo, Kelly Slater, mostró las primeras imágenes de su máquina de tubos perfectos. Desde ese momento, el mundo del surf se ha mostrado impaciente y a la vez incrédulo.

Gran parte de la comunidad surfista se preguntaba si era posible crear de forma artificial olas perfectas, mientras que el resto lo único que quería saber era cuándo abriría la piscina de olas sus puertas al público y dónde estaba localizada, ya que en un principio no se reveló su ubicación.

La WSL (World Surf League) también se mostró interesada en el proyecto de Slater, pero hasta el momento no se sabe si existirá algún tipo de patrocinio o colaboración entre ambos.

Por fin, tras una larga espera, la increíble piscina de olas, Kelly Slater Wave Co, situada a 150 kilómetros de la costa californiana, ha abierto sus puertas. Fue la pasada semana, cuando a través de diferentes vídeos publicados en las cuentas de instagram de Carissa Moore, Nat Young y Kainoa Igarashi, se dio por inaugurada. Aquí podéis ver los clips que estas tres grandes figuras del surf publicaron en sus perfiles.

Pero esto no ha hecho más que empezar, como ya había anunciado el propio Slater, durante las próximas semanas la piscina de olas albergará multitud de eventos a los que asistirá la élite del surf mundial.

Según un comunicado emitido por el deportista y empresario, la piscina de olas ya tiene marcadas en su calendario la celebración de un total de 6 pruebas de surf con música en directo. Las primeras estimaciones hablan de una afluencia de 8.000 asistentes diarios a los diferentes eventos.

¿Qué hace que sea tan importante el centro de Kelly Slater? Hasta la fecha no existe ninguna otra ola artificial creada por el hombre que se asemeje tanto a la perfección. Una onda perfecta, hueca y larga que ha hecho las delicias de los afortunados que han tenido el privilegio de surfearla. Nat Young no daba crédito a lo que veían sus ojos, no entendía cómo de una piscina plana podía aparecer de repente esa ola.

Pero otra de las características más impactantes de estas instalaciones es que funcionan con energía solar. Desde el principio Slater fue fiel a su compromiso con el medioambiente y tuvo claro que la sostenibilidad del proyecto era crucial, y así ha sido. Diez años le ha costado desarrollar este mecanismo, pero ahora es una realidad y por fin está abierto al público.

Aquí puedes ver las imágenes tomadas de las instalaciones desde un drone.

La historia de las olas artificiales

En 1969 abrió el primer parque de olas en Arizona, Estados Unidos, de la mano de la compañía Clairol pero las ondas conseguidas fueron pequeñas y sin potencia. Se convirtió en una diversión para niños pero no para surfistas. Muchas otras piscinas usaron este sistema, que consistía en lanzar millones de litros de agua a través de unas rejillas desde dos lados diferentes de la piscina, creando así un pulso entre ambas corrientes que rompería cuando hubiera poca profundidad.

No fue hasta finales de los años 80, cuando Lochtefeld, junto con un grupo de amigos, desarrolló FlowRider. Más de 350.000 litros de agua propulsados a través de una lámina que subía por una estructura de hormigón recubierta de espuma con forma de cresta de ola que lograba crear el llamado “tubo sagrado”. Esta tecnología fue utilizada en cientos de piscinas, en cruceros e incluso como regalo para el príncipe de Abu Dhabi. Cada una de estas máquinas estaba valorada en 1,2 millones de dólares.

A pesar del gran esfuerzo realizado por Lochtefeld y su equipo, no consiguieron recrear la potencia de una ola real y las sensaciones distaban mucho de las que se obtienen en el mar de forma natural.

Hubo que esperar hasta el año 2011 para disfrutar de la primera ola artificial que recreaba casi a la perfección las condiciones reales y además suponía un menor gasto energético.

La tecnología utilizada consistía en colocar láminas a lo largo de la superficie de las piscinas a través de las cuales se propulsaba agua hacia el exterior, creando así la onda. La calidad de la ola dependía del ángulo de colocación de estas láminas.

Los artífices de este invento fueron el ingeniero vasco Josema Odriozola y el economista Karin Frish, ambos amantes del surf y dueños de la empresa Wavegarden. En 2015 abrieron Snowdownia, la primera piscina de olas de Europa, que tuvo que cerrar en varias ocasiones durante el año 2016 sus puertas debido a problemas mecánicos, según dijeron los responsables del centro.

Ese mismo año, se inauguró el NLand Surf Park en Texas, la piscina con las olas más grandes del mundo, que también tuvo que lidiar con fallos técnicos que obligaron a su cierre temporal tan solo un mes después de su apertura.

Parece que las tecnologías de Wavegarden han estado dando fallos de forma repetida durante los últimos años, un hecho que beneficia enormemente a Kelly Slater y su nuevo centro.

Hasta el momento nadie ha conseguido recrear las olas que se obtienen con el innovador mecanismo de Kelly Slater y menos aún con un consumo energético tan bajo. Es un hecho revolucionario que puede cambiar el futuro del surf.

Olas de calidad a cientos de kilómetros de la costa puede ser un sueño para algunos pero también una pesadilla para muchos otros. Los detractores creen que este tipo de centros y estas olas que simulan a la perfección las condiciones reales del surf pueden acabar con la esencia de este deporte ligado a la naturaleza.

¿Cuál es tu postura ante este debate? ¿Estás a favor o en contra de las piscinas de olas?

Sea cual sea la postura elegida, lo que sí está claro es que Kelly Slater una vez más ha conseguido poner patas arriba la industria del surf.