El surf y las mujeres

Hace más de nueve décadas que el surf comenzó a ser practicado por mujeres. Unas pocas valientes, como Marge Calhoun, madre de surf moderno, han pasado a la historia por abrirnos las puertas a millones de amantes de este deporte.
Cesar Alvarez
Cesar Alvarez

27-09-17

Surf nomad

Roaming the globe with a surfboard and a laptop, crafting digital stories that ride the wave of surfing culture.

Históricamente el deporte ha sido una actividad casi exclusivamente dirigida al género masculino. Pero si nos adelantamos en el tiempo y vamos hasta los inicios del siglo XXI, veremos que todavía son muchos los deportes que discriminan entre hombres y mujeres.

Podemos ver muchos ejemplos: el piragüismo, que hasta hace unos años no permitía a las mujeres competir en la categoría de canoa; la importancia y la diferencia salarial entre el fútbol femenino y masculino como uno de los más llamativos; o por supuesto, el surf, que reservaba los mejores spot a los hombres.

Hace más de nueve décadas que el surf comenzó a ser practicado por mujeres. Unas pocas valientes, como Marge Calhoun, madre de surf moderno, han pasado a la historia por abrirnos las puertas a millones de amantes de este deporte. Calhoun llegó a ser incluida en el paseo de la fama del surf en Hunfington Beach, por su aparición en diferentes películas ligadas a este deporte.

Seguramente te suenen nombres como Isabel Letham (1899-1995), considerada por muchos como la primera mujer que se subió a una tabla de surf en 1915 en Sydney. O Mary Ann Hawkins (1919-1993), la surfista más destacada de los años 40 con tres victorias consecutivas en la Coast Women’s Surfboard Championships. Y por supuesto, no podemos olvidarnos de Margo Oberg (1953), primera mujer que se dedicó de manera profesional al surf y Rell Sunn (1950-1998), una de las mujeres más influyentes encima de una tabla durante el siglo XX y una de las fundadoras de la “Asociación de Surf Profesional Femenino”.

Aquí te dejo un documental titulado “The women and the waves”, te muestra la historia de algunas de estas mujeres que han dejado huella en el surf a lo largo de todos estos años.

Como has podido ver en el documental, las mujeres llevan mucho tiempo surcando olas, pero a pesar de ello, el número de féminas que puedes encontrar cuando vas a las playas es mucho menor que el de hombres.

Si echamos un vistazo a las listas de las principales competiciones de surf, el número de participantes es incluso más bajo. La profesionalización de este deporte está yendo muy despacio y son pocas las mujeres que a día de hoy dedican su vida a la competición.

No fue hasta el año 2014, momento en el que la Asociación de Surfistas Profesionales (ASP) pasó a denominarse World Surf League (WSL), cuando todo empezó a cambiar. El circuito profesional femenino, que hasta ahora había estado totalmente abandonado, comenzó a ser visto con otros ojos por la directiva y los patrocinadores.

Desde que la ASP fuera absorbida por la WSL, han ocurrido dos grandes hitos para las mujeres, la inclusión de la categoría femenina en un número mayor de competiciones y la distribución igualitaria de los premios. Anteriormente, los mejores spot estaban reservados para los hombres.

Uno de los primeros cambios para mejorar la calidad del circuito femenino fue mover el lugar de celebración de la prueba de Francia a la zona a Hossegor, permitiendo surfear mejores olas durante toda la temporada. Además, por fin, podríamos ver incluidos en su calendario torneos de la talla de Fiji, Maui y Trestles, todos ellos de clase mundial.

Pero, sin duda, la decisión más importante y que cambiaría el rumbo de la competición femenina fue la equiparación de los premios entre hombres y mujeres. Desde el año 2014, la WSL reparte la misma cantidad de dinero a ambos sexos. Anteriormente, los hombres percibían el doble, 12.500$ exactamente, frente a los 6.668$ de las mujeres. Hoy en día, ambos reciben la cantidad de 15.306$.

Todos estos cambios fueron el impulso definitivo que necesitaba el tour femenino para conseguir una mayor participación y atraer a patrocinadores. Cuatro años han pasado desde que se decidieran tomar estas medidas, y si hay que hacer balance, podemos afirmar que la competición ha ganado en calidad. Esto ha supuesto una gran aliciente para el autoestima de muchas mujeres que se han decantado por dar el salto al circuito profesional, bien por el suculento premio o bien por la creciente importancia de la competición. Todas quieren formar parte del mayor evento de surf del año.

Hasta ahora, solo hemos hablado de la WSL, pero también existen otras citas de gran importancia como los campeonatos de olas grandes. Este evento, hasta el año 2016, había estado reservado exclusivamente para el género masculino. Fue el año pasado, cuando surfistas de la talla de Keala Kennelly consiguieron llevar a lo más alto al sexo femenino. Esta surfista hawaiana consiguió hacerse con el primer puesto en el "WSL Big Wave Award” tras conseguir realizar un tubo impecable en Teahupoo.

En una entrevista a la revista “The inertia”, Keala declaró que para muchas surfistas no es suficiente poder competir para acallar a las masas, quieren igualdad, y poder competir al igual que los hombres en las competiciones de olas grandes, al igual que ya pasa en el campeonato de WSL y en otros deportes.

La inclusión del surf como deporte olímpico, anunciada durante el pasado año, quizás haya tenido algo que ver en el creciente interés por acercar el surf a las mujeres y hacer de este deporte una referencia de tolerancia e igualdad a nivel mundial.

Lo cierto es, que actualmente el surf es uno de los deportes más igualitarios que existe. Muchos años ha costado llegar a este punto, pero gracias al esfuerzo de muchas mujeres y a los cambios llevados a cabo por la liga profesional, podemos afirmar orgullosas que el surf es un deporte de mujeres, al igual que de hombres.