29-09-16
Surfing poet
A pioneer in content marketing and virtual communities. Poet by necessity and a vocational historian.
La ciudad alemana de Múnich, en el centro de Europa, con temperaturas bajo 0 y a 500 kilómetros de la costa, se ha convertido en un paraíso para los amantes del Surf extremo que llegan en cualquier época del año a la capital de Baviera buscando la ola perfecta en el Eisbach, en castellano 'Río de Hielo', un arroyo artificial que cruza su popular Englischer Garten ('Jardín Inglés') y donde está prohibido bañarse y, por supuesto, surfear.
Pero ante la pasividad de las autoridades municipales, surfear en el 'Río de Hielo' se ha convertido en pocos años en una auténtica tradición sin que importe la época del año, el frío la lluvía o la nieve, porque ni los surfistas locales ni los foráneos se preocupan por la climatología y solo piensan en la diversión. Por eso, durante la mayor parte del año y sobre todo en pleno invierno, impresiona ver allí un montón de surfistas con tablas apropiadas y trajes de neopreno, ¡claro!, rodeados de curiosos abrigados hasta las cejas por las bajas temperaturas, con los paraguas abiertos por las torrenciales lluvias o patinando en los alrededores cuando la nieve cubre el bello paisaje del 'Jardín Inglés', uno de los parques urbanos más grandes del mundo.
Aunque no se registran muchos accidentes, surfear en el Eisbach de Munich es un tanto peligroso porque el agua adquiere bastante velocidad al salir del puente donde forma una ola natural cuando choca contra las rocas del fondo, que tan solo se encuentran a 40 centímetros de la superficie. Incluso los propios surfistas aumentan la altura de las olas atando cuerdas al puente.
Por supuesto surfear en el Eisbach es menos dinámico que hacerlo en el mar, sobre todo porque se trata de un espacio muy pequeño comparado con las grandes extensiones oceánicas, sin embargo las olas son mucho más predecibles y los surferos ya saben como tomar sus distintas secciones. Y, además, para los espectadores también es mucho más divertido, precisamente por sus reducidas dimensiones: escuchan los comentarios de los surferos, les jalean con bromas y gritos de animo y aplauden con ganas cuando alguno realiza una buena maniobra.
Pero en Munich no solo se surfea en el Eisbach, porque muy cerca, en el 'Floßlände', un 'punto de transbordo en balsa' del río Isar, existe otra ola que los amantes del surf local no dejan escapar. Es una buena ola para los principiantes, menos peligrosa y más ancha, por lo que pueden surfear varias personas a la vez. Allí se celebra cada año, desde 1972, el 'Munich Surf Open', una competición a la que acuden surfistas de todo el planeta y de todos los niveles y que se disputa en 2 mangas: en la primera los surfistas tienen 30 segundos para hacer una buena maniobra. La segunda es la final donde compiten los mejor clasificados de la primera. Después se abre la ola a todos los surferos, aunque no hayan participado en la competición, y al caer la noche se celebra una gran fiesta con música en directo y barbacoa, al estilo de las típicas 'fiestas de playa' propias del estilo de vida del Surf.